Como ya sabéis, la semana pasada presentamos una letra nueva: la t. Uno de los aspectos más importantes a trabajar cuando aprendemos una letra es su grafía, tanto el reconocimiento como el trazo de la misma.
Por ello, hoy os traemos una propuesta que a veces ponemos en marcha en clase y que a ellos les encanta: escribir en bandejas grafomotoras.
Pero, ¿qué son bandejas grafomotoras?
Pues son simples bandejas que rellenamos con algún material sensorial para que el niño/a pueda practicar diferentes trazos con su dedo sobre ese material. En resumen, necesitamos:
- Caja o bandeja (que sea lo suficientemente grande para que puedan hacer bien los trazos).
- Material sensorial: harina, sal, cacao en polvo, azúcar, arena mágica... (podéis ir variándolo, incluyendo distintos colores, aromas, sabores en el caso de que sean comestibles, etc.).
- Tarjetas con las grafías que queremos practicar (para que las tengan como modelo). En este caso, sobre todo debemos trabajar el trazo en minúscula de la letra t, pero podemos aprovechar para reforzar otras letras o números trabajados anteriormente (recomendamos hacer hincapié en las minúsculas). Os recordamos que podéis revisar las instrucciones para el trazo de la letra t AQUÍ, y de las consonantes y vocales ya trabajadas anteriormente AQUÍ.
Ahora bien, ¿por qué es importante realizar este tipo de actividades?
En primer lugar, porque se trata de una actividad multisensorial, ya que pone en juego no solo el sentido de la vista, sino también el del tacto y, en ocasiones, el del gusto o el olfato (según el material sensorial que pongamos en la caja). Ya lo decía Aristóteles: "Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos". Es decir, por cuantas más vías sensoriales percibamos un estímulo, mayor y mejor será la interiorización del mismo.
Además, el trazo de letras (especialmente de las minúsculas) puede llegar a ser complicado, porque requiere la puesta en marcha de muchas habilidades que están todavía en proceso de maduración: organización viso-espacial, direccionalidad, coordinación óculo-manual, tono muscular, psicomotricidad fina, y un largo etc.
Por eso, y para compensar el esfuerzo tan grande que nuestros peques deben hacer cuando se enfrentan a este tipo de tareas, debemos ayudarles proponiendo alternativas diferentes que, por un lado, sirvan para desarrollar las destrezas de las que anteriormente hablábamos y, por otro, garanticen el grado de motivación necesario y fundamental que requiere el aprendizaje del proceso lecto-escritor.
Ahora sí...¡a escribir!
Ahora sí...¡a escribir!